La historia de este establecimiento se remonta hacia el año 1748, cuando Miguel Esplugas Cristòfol hacía de herrero en la calle de la Fuente (ahora Anselm Clavé) de Martorell, y pronto se le conocería con el alias de «Ferreret».
Durante el siglo XIX, en el taller se forjaron barandillas, rejas y otros elementos para vestir las fachadas de un Martorell en expansión, que vivía todavía mayoritariamente del campo, por lo que se vendía herramientas para trabajarlo y también se hacían norias, prensas y otras máquinas para la elaboración del vino.
Los tiempos fueron cambiando y la producción en serie representó un lento pero importante período de transformación. Se fue alternando el trabajo de la forja con el comercio de artículos del mismo sector ya fabricados industrialmente (bisagras, enrejados, alambre, clavos, tornillos, estufas …) y ampliándolo a otros como utensilios para la hogar (cubos, ollas, etc.).